Los daños que estos lepidópteros producen tanto en la salud humana y animal como en el arbolado (defoliación de los pinos) hacen que sea necesario luchar contra esta peligrosa y extendida plaga. Y la forma más eficaz es eliminar las larvas en otoño, cuando éstas crecen dentro de los bolsones.
Los métodos tradicionales de lucha han sido la retirada de bolsones con métodos físicos, como pinzas-tijeras, con el consiguiente peligro para el cortador y la posibilidad de que rehagan el bolsón, o el fomento de depredadores naturales, con grandes limitaciones prácticas y medioambientales.
Por eso se desarrollaron métodos insecticidas con sus ventajas y desventajas. Al ser la procesionaria del pino una plaga del arbolado es importante tener en cuenta las implicaciones medioambientales en la lucha, y en especial el Real Decreto de Uso Sostenible de Fitosanitarios, cuyo objetivo es la reducción de los riesgos y los efectos del uso de los productos fitosanitarios en la salud humana y el medio ambiente:
Endoterapia (Ynject) – Consiste en la inyección de insecticida (abamectina) dentro del árbol mediante una botella autopresurizada y una cánula.

Es eficaz en cualquier estadio larvario y tiene persistencia prolongada, de forma que sólo hace falta 1 inyección al año. Al eliminarse la pulverización se elimina el riesgo para el aplicador y para las personas y animales. Al ser introducido el insecticida directamente dentro del árbol, éste se distribuye por el sistema vascular “envenenando” las acículas que son el alimento de las larvas. De esta manera mata únicamente las larvas de procesionaria, y respeta la fauna y flora, incluidas las abejas. Por último, y no menos importante, al ser un método de inyección a baja presión y alto volumen no daña al árbol.
ESPECIES A CONTROLAR:
PROCESIONARIA DEL PINO Thaumetopoea pityocampa.
El contacto directo con orugas vivas o muertas de la mariposa del pino (Dendrolimus pini) o sus capullos produce la llamada dendrolimiasis, que se caracteriza por dermatitis, artritis inflamatoria, inflamación de cartílagos, osteoartritis crónica y, rara vez, escleritis aguda (inflamación de la capa blanca dura exterior del globo ocular) (Diaz, 2005)